miércoles, 30 de septiembre de 2009

Y simplemente, me enamoré…

No pasaba de los cinco años cuando descubrí una gringa en mi casa. Así como lo leen, una gringa güera, lacia y ojiazul estaba de huésped en mi mismísima casa.
En los años setentas el vije con los hongos alucinógenos y el chamanismo estaban en su plenitud, cientos de extranjeros llegaban a la tierra de Juárez y Porfirio Díaz en busca de la sicodélica experiencia.
No sé porque cabrones, un día, una de estas buscadoras de visiones llegó a mi casa, tal vez el jarioso de mi tío la llevó o algún pariente loco se la encargó a mi mamá, lo que sí se es que escucharla hablar una lengua completamente desconocida me hipnotizó, además me veía y dejaba todo lo que estuviera haciendo por ir a abrazarme y besarme. Las carcajadas no se hacían esperar porque yo era conocido como el niño amargado de la cuadra al que nadie podía tocar porque ya estaba yo pidiendo auxilio –Ándale, de la güera si te dejas ¿verdad?-. Me decía mi madre celosa.
Yo no entendía mucho de la vida, lo que sí recuerdo es que la Jipiteca esa me cuadraba, me encantaba y seducía.

Una linda y calurosa mañana oaxaqueña, pasaba yo por el largo corredor de la Mansión Fernández, cuando en una habitación de la casa veo, a dos metros de mí, a la hermosagabacha marihuana completamente desnuda. Es más... la estoy viendo ahorita, podría dibujar sus pechos, su cintura, las piernas y el pubis. Algo me decía que estaba mal que la viera, pero algo más fuerte me hacía que la siguiera viendo. Digamos que se estaba cepillando el pelo cuando me miró, se sonrío y como siempre, desperté en ella el maternal deseo “del abrazo”, la vi venir en cámara lenta, su pechos se movieron con un vaiven ritmico y yo no respiraba. Mientras ella daba un paso, mi madre daba diez ( la santa señora vio todo desde la cocina con el ojo que tienen todas las madres en la nuca)  y al segundo paso de la gabacha, Doña Ana Laura había surcado los aires y rescatado a su pequeño crío del abrazo de Venus.

Después de eso no volví a ver a la gringa jamás (ni un pubis tampoco…bueno, al menos en diez años).
Desde ese día veo diferente el mundo, sentí que quería tener una de esas para mí solo ¿Para qué? Ni idea, tenía cinco años y se me acababa de crear una obsesión por la belleza femenina, hoy se que a partir de ese momento me enamoré, me enamoré del sexo opuesto, de lo débil, lo suculento, lo fino, lo delicado… me enamoré de la mujer.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Como me ves...

¿¿Como ve usted a sus vecinos??
¿¿Como lo ven a usted sus contiguos??
Hoy tengo cuatro nuevos vecinos, el de la casa de atrás es un demente, alcohólico y neurótico que se va a trabajar a las seis de la mañana en una horrenda moto vieja y ruidosa. La familia ejemplar vive a mi lado derecho, son los típicos que tienen el valor y no les vale, segurito que donan al TELETON y ven Doña Lucha los domingos. Al lado izquierdo (je, je, que raro, zuuuuurdos), dos jotitos que fingen no serlo hacen fiestecitas que se enmudecen por completo a las dos de la mañana sin que se vayan los invitados (¡¡Iuuuu!!). Para cerrar el cuadro tengo a los frívolos, asépticos y anorgásmicos de enfrente que limpian más su casa que sus zapatos y torturan a una linda bebé de un año para que repita los números en ingles y el abecedario. Como verán ya los tengo bien clachados y hasta apodos les puse, pero bueno, así como es la situación vecinal en su colonia y la mía, así es entre los países.
Por ejemplo:
Nosotros vemos a Guatemala como la gusanada, son un país en vías de desarrollo, plagado de corruptos, putillas, vendedores ambulantes de todo, incultos, mugrosos y que ni pal narco sirven… y además feos.

A los gringos los vemos como desgraciados bastardos suertudotes que se quedaron con la mitad más chida de nuestro territorio, son abusivos, gandayas, presumidos, altos, blancos, drogadictos y putos.

Me imagino que a esta altura del texto ya se habrán imaginado que los voy a invitar a invertir los papeles y ¡sí! no los voy a decepcionar. Los gabachos piensan de nosotros lo mismo que nosotros de los frijoleros guatemalas. Los mayitas nos ven como nosotros a los gringos y así va la cosa.

Ahora, siguiendo esta lógica infantil de, soy espejo y me reflejo cierro el texto muy preocupado por lo que yo pienso, veo y creo de mis vecinitos de la izquierda.

Tanta soledad me esta poniendo nervioso, voy a lavar mi moto.

jueves, 24 de septiembre de 2009

De escusados y potencias mundiales!!

Hoy hablaremos de eso, de inodoros, de WC`S, de tazas de porcelana y de empresas generadoras de tantos millones de dólares que pueden hacer potencia mundial a un país.

Si unimos el dinero que producen los laboratorios farmacéuticos y la industria médica en EU, encontramos que el oficio de la salud es la segunda fuerza generadora de recursos en USA, la primera es la empresa armamentística.
¿Pero cómo han logrado los gringos generar tanta lana con la enfermedad?
Simple, la obesidad mata a cuatro de cada diez personas que mueren en un hospital, el cáncer mata a cinco... !!Y lo que ustedes quieran mata al otro wey!!
¿Qué tendrán que ver aquí los escusados que mencione al principio?
Sencillo, el cáncer se genera en el colon, (De donde empieza una diseminación de las células neoplásicas por vía linfática a territorios a veces lejanos creando tumores pero no ahondaré mucho aquí y espero que no crean que por tener diarrea un mes se puede detener una producción masiva de células malignas o mutadas). Un colon recargado puede contener hasta cuatro kilos de heces y para que un colon llegue a ese estado hay que obrar mal, muuuy mal.
Lógicamente, y si somos un poco brillantes estamos entendiendo que la alimentación es un factor clave para salvar nuestra vida o entregarle nuestra lana al gobierno (si viviéramos en EU).

Hoy estuve en el gabacho y me sorprendió lo increíblemente barata y abundante que es la comida chatarra, prácticamente con diez dólares estas en el cielo de los diabéticos, pero por si tuvieras una educación nutricional más o menos buena, la mafia de la batas blancas piensa en todo, han diseñado algo muy sencillo para que sus ciudadanos caigan en sus manos. Los tolidos (toliros), escusados, tazas o WC, tienen diez centímetros más de altura que los nuestros, con este detallito consiguen que el colon no trabaje bien, se recargue y provoque cientos de males.

Si quieres salvarte de LA MAFIA BLANCA haz como los buenos mexicanos que cagamos de agulita , la presión que se ejerce al unir piernas con el bajo vientre es vital. En Sudamérica aun hay baños de piso y después de tres idas superas las piernas entumidas, dejas de ensuciar tu ropa y evacúas como un bendito.

Luego les cuento que hacen los pinchis gringos para educar a sus ciudadanos y visiten lo más que puedan los hospitales y sobretodo, hay que entender como esta diseñado su sistema de salud pública, por lo pronto… ¡Felices heces!

martes, 22 de septiembre de 2009

Margarita la miona

Todos los días escucho el retumbar de los helicópteros, no es fuerte ni quedito, de hecho lo podemos poner como sonido de fondo, pero si has dejado de tomar café por cuatro días y tus nervios están irritados suenan como banda sinaloense en marisquería. Vivo muy cerca de la línea que divide México y E.U. Del lado americano, pegado al mar, diario hacen sus prácticas jóvenes pilotos de modernos helicópteros, la mayoría de esos muchachos van a Irak, se están un par de años matando gente y después piden su baja para rentarse como pilotos de helicópteros de la iniciativa privada o de rescate pero mientras todo eso pasa y yo me desintoxico de la cafeína, estos pendejetes me están matando las tres neuronas que me quedan.

Hace mas de un mes que no escribía, se suponía que no iba a ser así, pero se suponían muchas cosas y todo ha cambiado, afortunadamente la esencia no cambia, decía mi tía Tete que ni modo que la mula se haga cuaco. Sigo siendo igual o peor de manchado pero la verdad es que este mes en el que he estado de manera horizontal 18 horas al día he podido ver, sentir y recordar muchas cosas que el ritmo que tenía, no me permitía.

Por ejemplo, ahí les va la historia de Margarita la miona, chiquilla que había llegado a vivir en el barrio. No se quien me invitó a sus 16 años que estaban siendo celebrados con patético ímpetu en el garage de su casa, su mamá le organizó amena y decente tertulia con refrescos, pastel, dulces y juegos. Francamente a mí me parecía lo más ñoño del mundo y solo me quedé porque me gustó como me miraba Margarita la miona. Su cuerpo, pelo, ropa y sonrisa eran aún los de una niña pero sus ojos no, eran grandes, redondos e indiscretos, miraban de manera indecente, lubrica y faltaban al respeto, dentro de ellos podían verse mil demonios danzando alrededor del fuego.
Chispito, mi fiel escudero y secretario, sugirió que nos fuéramos a aburrir a cualquier otro sitio. –Imposible. Le dije, a esas alturas me sentía ratón hipnotizado por la serpiente.
La fiestecita siguió, Margarita la miona ayudaba a su madre a traernos comida y yo sentía que su mirada atravesaba las paredes, era algo así como la niña de “El exorcista”, le giraba la cabeza para que yo, su presa, no me le fuera.
Mi lacayo Chispito, no entendía porque me aferraba a la sillita y a seguir escuchando música de Menudo y Parchis, yo tampoco lo entendía, sólo quería seguir sintiendo la mirada aquella porque en cualquier momento me podía convertir en un dragón.
Poco a poco se fueron “los niños” y quedamos los que vivíamos cerca, los que en esos días empezábamos a adueñarnos del barrio. Como era casa decente, la señora de la casa advirtió a la festejada que el jolgorio llegaba a su fin y que ella subiría a disfrutar de la novela de las nueve, que al terminar no quería ni un solo invitado y sin más amabilidad desapareció dando taconazos en la escalera. Obviamente, Margarita la miona ni la volteo a ver, sus ojos seguían clavados en los míos, de hecho parecía que era el momento que esperaba. Sin importarle los presentes se levantó y me tomó de la mano, caminó como cangrejo hacia el pasillote oscuro en donde había un bañito y a mí se me atoró la saliva en la garganta. La cumpleañera parecía poseída por algún lujurioso diablo, dentro del bañito me abrazó sin dejarme de mirar, como una calcomanía su cuerpo se adhirió al mío, no se si había luz o eran sus ojotes pero todo brillaba, no hubo besos, solo un fuerte, fuerte abrazo, parecía que se quería meter dentro de mí como en MATRIX, en eso, el cuerpo flaco de Margarita empezó a vibrar como celular con llamada entrante, fueron 4 o cinco vibraciones de no más de tres segundos y sus ojos se apagaron como velitas y el abrazo aflojó, fue ahí cuando sentí la tibia humedad en mis piernas. Perdóname, perdóname por favor, ahora me vas a decir para siempre Margarita la miona. No contesté nada, sólo salí a toda prisa, seguido por mi lancero Chispito el cual, lleno de dudas preguntó que había pasado, le dije que era aun muy pequeño para entender.

Nunca le llamé Margarita la miona hasta hoy que debe estar celebrando su cumpleaños numero 40.