Termina una canción que hablaba de un hombre agradecidísimo con
el altísimo de “Arriba de más arriba”… entra el fondo musical que baja a
segundo plano y el Chichí anuncia con voz entusiasmada que un popular cantante
se presentará en la Plaza de Toros para celebrar que ni su obesidad, ni sus excesos
sexuales lo han matado en 40 años…
Termina él y yo me abalanzo al aire, y mientras
hablo, me doy cuenta que siempre empiezo con la misma frase, quisiera
cambiarla, voy a pensar en otra forma de decir “mi queridísima gente”. Ahora doy
la hora sin entender qué hora es. Comento el clima que supuestamente hace en las calles donde
deberían estarme escuchando. Parece que hace calor pero la cabina raya en lo
congelante, no importa, así me gusta vivir, en lo frío. Mientras mi mente
razona todo esto me descubro hablando de un chisme, una cantante popular que ha
tomado una fama inusitada sufre de las atrocidades de su marido. A mi no me
importa, no entiendo a quien le puede importar, es un divorcio mas, nada que
ver con el mío, bueno, también el mío fue una atrocidad.
No me gusta hablar de
chismes, preferiría decirle a la gente que despierte, que deje de sufrir, que
hay maneras para dejar de vivir sumergidos en la estupidez… no lo hago, no
logro yo salir de mi propia estupidez… entra música… música horrenda al aire…
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